«El Amante Gestante» Obra en proceso (eterno a este paso) Si me pagasen un euro por cada pensamiento equivocado acerca de lo que representa para mi esta imagen… Aunque es bueno dejar volar la imaginación del observador, en estos tiempos tan revueltos prefiero aclarar el significado que yo le doy: Mi tiempo para pintar es lo más parecido a lo que vendría a ser una cita con un amante: momentos muy limitados, con menos oportunidades de las deseadas, encuentros secretos, íntimos y pasionales a los que acudo sin ningún tipo de protección (emocional) y que en la mayoría de los casos, terminan dando fruto por medio de una especie de embarazo. De cada una de esas gestaciones nace una obra. A veces, varias. Es tal la obsesión por cada uno de los trabajos, que no puedo evitar fugarme sigilosamente de alguna de mis obligaciones para dar una pincelada resolutoria que he descubierto después de darle mil vueltas en la cabeza al último encuentro…siempre quedó algo pendiente para que fuese perfecto o para bandear una crisis, que por supuesto, las hay. Creo que puedo decir, que hay veces que escucho pasos por la escalera y escondo a mi “nuevo amante” en el armario con tanta adrenalina, como si de un ser real se tratase.
El trazo rojo cubriendo el rostro, a parte de para unir a la figura con su significado artístico, me sirvió para velar ese rostro masculino que no ha de ser de nadie en concreto, porque el tener como amante al arte, ofrece la ventaja de convertir cada encuentro en único y que cada obra, sea digna hija de su padre.
Rara vez muestro un proceso…Me parece algo muy íntimo, privado. En la relación que guarda con lo que representa esta obra, podría decirse que sería mostrar cómo se hace un hijo…no? Prefiero presentar a la criatura, pero siempre hay excepciones: por ejemplo cuando trabajo sobre una imagen cedida, donde trato de involucrar en el desarrollo del embarazo a la otra parte. Se genera un vínculo diferente con la obra, al menos para mi. O casos como este, que sé que si no lo muestro ahora, probablemente no lo haga nunca, y…después de varios días agotadores física y mentalmente, me apetecía.
Como sucede en los embarazos, cada proceso lleva consigo mucha ilusión, esfuerzo, sacrificio para que todo salga bien. De una semillita de ilusión sobre un soporte en blanco, se van cumpliendo una serie de hitos que cada vez nos acercan más al final, casi con ansiedad. Desconocemos cuándo será, porque hay muchos cuadros que parecen decidir por sí mismos adelantarse prematuramente o alargarse en el tiempo de manera casi tortuosa. Surgen complicaciones, trabajamos con cierta presión esperando que el resultado se asemeje a lo que nuestro cerebro nos dicta e imaginamos el momento en que todo llegue a su fin y nuestro recién nacido quede registrado… bajo nuestra firma. Quien ha vivido un embarazo (propio o a través de alguien cercano), habrá sabido reconocer ese gesto tan típico de la dulce espera que muestra el protagonista: conectar con la criatura mientras que nuestra mente no para de imaginar cómo será todo con la mirada perdida en muchos casos…
En un principio, estuve trabajando esta obra sobre lienzo, pero no terminaba de estar satisfecha: cambié el rostro, la expresión e incluso el color de fondo. Pasaron tantos meses que mis hijas ya le llamaban «papá»…así que decidí que lo mejor era empezar de cero. A veces hay que saber decir adiós aunque sea doloroso, pero el exceso de oportunidades que le ofrecí a un trabajo que desde un principio no funcionó como debía porque tal vez, no supe plasmar los que quería, lo que necesitaba o lo que deseaba lograr. Esto me dejó agotada… Podría decirse que la obra que hoy os presento es el hijo que llega después de un aborto artístico, y todavía le queda camino por delante para ver la luz, o no. Lo que está claro, es que es un dibujo tan personal que se va a quedar conmigo para siempre.
Aunque después de este rollo ya habréis observado que el mensaje que quiero transmitir no se parece en nada a lo que se podría llegar a pensar, aunque nadie me pida mi opinión acerca de los otros posibles significados, para evitar posibles malentendidos diré que creo que hay padres a los que solo les hubiese faltado gestar a sus hijos y madres que parecen no haberlo hecho nunca; hombres que desearían saber qué se siente al llevar una vida dentro, y mujeres que si pudiesen se lo ahorrarían (y yo, que he pasado tres veces por ahí, si hubiese tenido la oportunidad…). Que más allá de las limitaciones físicas por el sexo, el modo de vivir la paternidad/maternidad depende única y exclusivamente de la persona.

PD. La imagen en la que me basé para este trabajo es una fotografía del gran @thetylershields y su modelo @coltonlhaynes .