Nos han cambiado el eje a todos. Nuestras ilusiones, ambiciones e incluso caprichos para «mañana» se esfumaron o lo están haciendo poco a poco. Negocios sólidos que caen cada día un poco más; celebraciones y encuentros que no se producirán al menos de momento; esos zapatos que tenías guardados para esa ocasión…cuya fecha ya pasó. De lo más serio a lo más mundano, y eso que no he entrado a hablar de la salud, dado que la doy por hecho en todos (por favor!). El mundo ha temblado y nos ha dejado a todos descolocados, pero esto pasará…y tendremos que recuperar nuestras vidas, volver a hacer planes, reír…

Por eso, aunque ahora mismo vivamos en un bucle obsesivo, mis trabajos se pueden ver alterados, pero procuraré mantenerme bajo la misma influencia evasiva y liberal. Convivo demasiadas horas con mis dibujos como para que mis energías se centren en dramas…soy lo suficientemente supersticiosa como para creerme que si lo piensas, lo atraes.

El dibujo de hoy sé que da mucho que pensar y no me refiero en el plano más profundo, si no a que cada uno verá algo diferente: actualidad, monotema, tal vez solidaridad, homosexualidad, incluso sordidez. Hace años esta imagen hubiese causado morbo entre algunos. Para otros, un tipo de erotismo muy de los ochenta, donde en las pelis de Pajares, Alfredo Landa y por supuesto, en las que solo eran para adultos, la imagen de dos mujeres juntas, enfermeras, etc… eran una fantasía muy de andar por casa. O es que nadie fantaseó con lo de jugar a los médicos?

Os diré una cosa: no habréis acertado ninguno con el motivo por el que al final me decanté por esta imagen que tenía guardada hace siglos y cuyo autor por desgracia desconozco. Este dibujo es mi misión de futuro, mi necesidad de que salgamos todos bien de esto, porque esta imagen, junto con la del resto de trabajos que hice y haré quedarán guardadas para mostrarlas en un futuro lejano, porque estos días pasarán a la historia.

Veréis mi plan: dentro de muchos años, en una comida familiar con mis tres hijas de esas en las que ya hay nietos, una vocecilla infantil de mente inquieta me preguntará:» Abuelita: y tú? qué hacías durante la pandemia del COVID19?» y ahí será dónde las saque….y me moriré de la risa al ver la cara de cualquiera de mis hijas descomponerse!!!! Que la vida no me robe ese momento, por favor….

Pensaréis que estoy zumbada. Puede que tengáis razón. Durante estos días, mi cuarto de pintura (terreno prohibido) se ha convertido en la habitación de manualidades y mis hijas han podido ir viendo día tras día la evolución de los trabajos, cosa que antes era imposible porque solo pinto de noche y durante el día tenían vetado el paso (por cuestiones de seguridad principalmente porque soy un caos y lo tengo todo por ahí tirado). Me han dado una lección importante: la sensualidad vive en los ojos del espectador. Desde su inocencia solo ven belleza y un trabajo que a veces las parece más bonito y bien hecho que otras. La mayor parte de sus cuestiones han sido acerca de la técnica, de la evolución del trabajo y la elección de los colores. En el caso del cuadro anterior a este dibujo, también ven la posibilidad de que la modelo termine lanzando una ventosidad…muy de niños! Podría pasarme un día entero escribiendo las cosas que se les ocurre con casi todos los cuadros: lo que creen que ocurre, como cambiarían los colores, lo que añadirían y borrarían…

Pero también han existido conversaciones más profundas y preguntas difíciles de responder: ¿por qué pintas tan diferentes a lo que se suele ver en los museos y las tiendas? ¿cuándo empezaste a hacer este tipo de cuadros? y ¿de dónde sacas este tipo de imágenes? Son preguntas que muchos adultos no me han hecho nunca y aunque las respuestas por supuesto han sido adaptadas a su edad (10, 7 y 3 años). Debería apartar a mis hijas de mis obras? Tal vez me equivoque, pero la respuesta es NO.

Forzados a recalcular
Forzados a recalcular

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